Mindfulness en la vida diaria “Corto y en silencio”
Me contaba un amigo que cuando su padre iba a la peluquería, el peluquero le preguntaba ¿Cómo quiere que se lo corte? A lo que le respondía: “corto y en silencio”.
Lo que ya no me contó es como utilizaba ese silencio, ¿para que no le molestasen con banalidades? ¿Para pensar en sus cosas? ¿O para no hacer nada? Simplemente dejar que le cortasen el pelo.
Esto es lo que me pasó hace pocos días. Yo solo dije, “corto”, por miedo a que me dieran un gorrazo, pero disfruté plenamente de mi corte de pelo.
Fui pasando de un sillón a otro y modificando mi postura según me indicaban, pero atento a ese “body scan externo” que me estaban haciendo. Con los ojos cerrados, claro, ¡para sorpresa de la peluquera!
Pude descubrir varias cosas: lo primero, mi comodidad dejando que pasase lo que quisiera; también el interés de Beatriz por hacer su trabajo, la velocidad y certeza de sus manos, incluso en qué lado se sentía más cómoda y sus tijeras volaban; mis sensaciones en la cabeza y como se irradiaban, mi indiferencia por ese hilillo de agua que se escapaba por el cuello o por algún pelo cortado sobre la cara que curiosamente no me hizo cosquillas.
Cuando todo terminó me despedí un poco escueto y me fui a dar un paseo. Había hecho una práctica informal de Mindfulness nueva y quería pensar sobre ello.
Lo primero que pensé es en la importancia de las practicas informales de mindfulness y eso me llevó a este pensamiento: ¿Cómo Kabat Zinn no la había incluido en su programa de ocho semanas?.
Y en otro momento también pensé que le tendría que lavar el pelo a Elisa, como se lo hacía Robert Rerford a Meryl Streep en Memorias de África….
Fernando de Frutos