“Soy un hombre muy viejo y que ha sufrido un gran número de desgracias, de las cuales la mayor parte nunca sucedieron” Mark Twain
En un entorno especial, en medio de la naturaleza mediterránea el pasado mes de septiembre (del 21 al 26) estuvimos realizando el Curso REBAP 2014 impartido por Fernando A. de Torrijos (Instructor sénior REBAP Internacional del Centro Médico UMass-Memorial y de la Escuela Medicina Wercester- Massachussets). Compartimos la tarea con cincuenta profesionales llegados de Colombia, Uruguay, Chile, Francia y de todos los rincones de España.
El curso siguió el protocolo diseñado por el Dr. J Kabat Zinn, Programa de Reducción de estrés, que a través de dinámicas participativas plenas de sensaciones y emociones fue recorriendo la esencia y vivencia de la Atención Plena. Parte de lo sustantivo de este proceso fue la diferencia y diversa visión procedente de realidades tan distintas. Sin duda constituyó uno de los elementos claves del curso.
De repente surgió una grata sorpresa: Marcos. Con el arrojo de quien se sabe ya poco temeroso, amoroso y desenfadado, cercano e incisivo surgió nuestro cicerone que nos guió en la visita a las entrañas del monasterio. Durante más de una hora y dejando escapar su gran sabiduría, por lo vivido y sabido, nos fue desgranando medio en castellano medio en catalán la esencia de la atención plena sin haber sido siquiera convocado a nuestro curso y descubriendo ante nuestra mirada que para vivir con plenitud tan solo hace falta la intención de la atención.
Las aportaciones teóricas, el desarrollo intenso de las prácticas, los ejercicios acompasados de nuestra respiración, los paseos matinales y las conversaciones con los compañeros entre otros, fueron completando el proceso propuesto. Pero en él no sólo tuvo espacio el aprendizaje. Las vivencias plenas de emoción ocuparon un lugar especial. El día de silencio aportó la intensidad de estar consigo mismo en el seno del grupo.
Estuvimos, tal y como deseábamos, en la naturaleza. En un espacio mediterráneo, entre las vides ya próximas para cosechar, sintiendo la tierra y la humedad de esa naturaleza que nos permitió adquirir con más intensidad conciencia de nuestra propia respiración.
La historia, la cultura, el motivo de nuestra convocatoria, el director y maestro del curso, todo en conjunto se mostraron de gran interés, pero una vez más lo esencial de aquella semana no fue otra cosa que el entorno natural y allí –en medio- el grupo de personas que acudimos. Sin más.
Juan Faura