Llegó la nieve a las tierras del norte, en las montañas ha cambiado el paisaje, ahora el contorno está dibujado por un trazo grueso de color blanco, que todo lo embellece.
Esta mañana cuando me cruzaba con los vecinos todo el mundo estaba feliz, siempre es así, no hay nada como la emoción de despertarte, mirar por la ventana y descubrir la primera gran nevada del invierno.
Y nos hemos ido a pasear, despacito y atentos a las sensaciones; el aire frío se siente intenso cuando entra por la nariz, la cara y las orejas se sonrojan, los pies se hunden en la nieve y esta cruje recibiéndolos suavemente, sacas el aire por la boca y ves el vaho, es invierno y es imposible no sentirse un poco más vivo.
Paramos un momento y atendemos a los sonidos; y pasan los segundos y nos llega, desde el pinar, el suave golpeteo de un pájaro carpintero , nada más, durante un rato no llegan sonidos, es entonces cuando percibes el “silencio de la nieve”. ¿Por qué ese silencio? Los copos de nieve cuando caen atrapan partículas de aire que facilitan la propagación del sonido, haciéndolo menos sonoro. Cuando los copos se van juntado dejan huecos que absorben las ondas sonoras. Así, se forma una “manta” que amortigua y atrapa los sonidos.
Es una experiencia interesante, pasear por la nieve, parar y escuchar, entonces en el “silencio de la nieve” te escuchas; mi respiración, el latido del corazón llevando sangre a mis músculos y bombeando fuerte para darme calor, y… claro, ahí están mis pensamientos; el silencio es una gran oportunidad para oír lo que tienes que decirte, para estar contigo, escucharte con amabilidad y aceptar lo que ocurre.
Elisa Andrés
que sensaciones mas placenteras…. disfrutalas
Besicos compañera.
El mayor silencio de la nieve es en la noche. Cae tan tranquila y silenciosa que ahoga todos los sonidos. Desde la cama sé cuando está nevando. Besicos.
Que alegría que estés por aquí vecina Trimbolera, que bien compartir sensaciones, un abrazo fuerte y ¡feliz invierno!.