Nos gustan las carreteras secundarias, estrechas y sinuosas que siempre discurren por sitios bonitos. Nos hacen frenar, ir atentos a las curvas y nos permiten mirar y ver el paisaje.
Bajar la ventanilla, dejar que el viento nos dé en la cara y nos enrede el pelo, subir un poco el volumen y cantar bien alto esa canción que nos hace sentir tan bien.
Tardar un poco más en llegar pero haber vivido todo el tiempo.
Elisa Andrés